nacionalsocialismo
  Territorio.
 

Además del territorio de Alemania durante la República de Weimar, el nuevo Reich llegó a incluir, en los años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, las zonas con poblaciones étnicas germanas como Sarre, Austria (tras el Anschluss pasa a denominarse Ostmark), los Sudetes (Crisis de los Sudetes) y el territorio de Memel. Regiones adquiridas después del estallido de la Segunda Guerra Mundial incluyen Eupen-et-Malmédy (arrebatada a Bélgica), Alsacia-Lorena (arrebatada a Francia), Danzig y diversos territorios del centro y norte de Polonia. Además, de 1939 a 1945, el Tercer Reich se anexó el territorio checo de la República de Checoslovaquia dándole el nombre de

Protectorado de Bohemia y Moravia como un territorio subyugado. Aunque este protectorado se consideraba una parte de la «Gran Alemania», mantuvo su propia moneda y una «frontera interna» comercial con Alemania.

La Silesia Checa se incorporó en la provincia de Silesia en el mismo período. En 1942, el Luxemburgo ocupado se anexa directamente como provincia de Alemania. Las regiones sur y central de Polonia estaban a cargo de un gobierno de ocupación llamado el Gobierno General, aunque en posición mucho menos autónoma que el Protectorado de Bohemia y Moravia, y con la amenaza persistente de «germanizar» totalmente el territorio y expulsar de las ciudades a la población polaca, con miras a una anexión total en el futuro. A finales de 1943, tras la rendición de Italia, Alemania ocupa militarmente Istria y el sur del Tirol, que había sido territorio de Austria antes de 1918; si bien en este caso no hubo anexión directa, el Tercer Reich no permitió control alguno de este territorio a la

República Social Italiana, y de hecho estas regiones quedaron bajo administración civil alemana.

Los estados federales que integraban Alemania según la Constitución de Weimar vieron muy reducida su autonomía por el régimen nazi y sustituidos en sus derechos políticos por los Gaue (distritos) dirigidos por representantes llamados Gauleiter, que fueron completamente leales al gobierno central. En la mayoría de los casos de antiguos territorios extranjeros, el Gauleiter era también responsable de la unión del territorio a un Reichsgau. Estos cambios administrativos habían desmantelado la hegemonía política regional heredada del Imperio Alemán desde 1871. Sin embargo, el título del Primer Ministro de Prusia fue utilizado por

Hermann Göring de 1933 a 1945, sin que tales estados fueran disueltos oficialmente.

Fuera de lo que se anexó directamente a Alemania fueron los territorios regionales creados en los territorios ocupados. En muchas zonas, se crearon territorios ocupados llamados Reichskommissariat, como por ejemplo el Reichskommissariat Ostland en la Unión Soviética y Ucrania. En el norte de Europa, estaban el Reichskommissariat Niederlande (Holanda) y el Reichskommissariat Norwegen (Noruega), que estaban destinados a fomentar la colonización alemana. En 1944, se fundó un Reichskommissariat en el norte de Francia y Bélgica, anteriormente conocido como la Administración Militar de Bélgica y el norte de Francia, por la que se habían forzado restricciones a los viajes con el fin de fomentar la colonización alemana.[

cita requerida]

Las fronteras de facto del Reich cambiaron mucho antes de su derrota militar en mayo de 1945, debido a que la población alemana huyó hacia el oeste ante el avance del Ejército Rojo y la presión de los Aliados occidentales en el este de Francia. A finales de la guerra, tan sólo quedó una pequeña franja de tierra que iba desde Austria a Bohemia y Moravia —así como algunas otras regiones aisladas— que no estuviera bajo el control de los Aliados. Tras su derrota, el Reich fue sustituido por zonas de ocupación administradas por Francia, la Unión Soviética, el Reino Unido y los Estados Unidos, tanto en Alemania como en Austria. La zona alemana previa a la guerra al este de la línea Oder-Neisse y Stettin y sus alrededores se establecieron bajo administración polaca y soviética, respectivamente. Estos cambios territoriales conllevaron la completa disolución de Prusia como un componente territorial alemán. Prusia por tanto se dividió, quedando su territorio repartido entre Polonia y la Unión Soviética (región de Kaliningrado). Mediante la firma del Tratado de Varsovia (1970) y el Tratado sobre la Solución Final con respecto a Alemania (1990), Alemania confirmó finalmente que aceptaba renunciar a cualquier reclamación de los territorios perdidos durante la Segunda Guerra Mundial.

 
   
 
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