nacionalsocialismo
  Arte, cultura y formación.
 

En su juventud, Hitler tuvo la aspiración de hacer carrera como pintor, pero fue rechazado en dos oportunidades en Viena. Cuando se convirtió en la cabeza del Estado alemán, apoyó el desarrollo de las artes, exceptuando aquellas que la ideología nazi consideraba como decadentes, y tomó bajo su alero al arquitecto Albert Speer, quien transformó las ideas de magnificencia de

Hitler en hormigón.

Buena parte de la producción artística alemana en este periodo se consagró al ensalzamiento de los valores de la familia, la nación y en especial la raza aria, educando a las nuevas generaciones con contenidos antisemitas e intolerantes. En este tema, el ministro de propaganda

Joseph Goebbels tuvo un importante papel doctrinario.

La arquitectura también recibió un impulso considerable durante el régimen. Un ambicioso plan, que buscaba convertir Berlín en la capital más imponente del mundo, nunca llegó a concretarse a causa del estallido de la guerra. Durante años Hitler y su arquitecto en jefe

Albert Speer proyectaron edificios y planearon un radical cambio urbanístico que actualmente suele considerarse como megalomaníaco.

El primer paso de estos planes fue el estadio para los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, diseñado por Werner March, la única gran obra arquitectónica de este periodo que ha sobrevivido. El edificio albergó el partido final de la

Copa Mundial de Fútbol de 2006.

Speer proyectó asimismo la nueva Cancillería del Reich, que incluía un enorme salón dos veces mayor que el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles. Hitler quería construir una tercera Cancillería, aún mayor, aunque nunca se comenzó. La segunda cancillería fue dañada seriamente por el ejército soviético en la batalla de Berlín en 1945. Ese mismo año fue demolida en presencia del primer ministro inglés sir

Winston Churchill.

En 1937, Speer proyectó el pabellón alemán de la Exposición Internacional de 1937 en París, que estaba situado justo en frente del pabellón soviético. Su diseño magnificente opacó al pabellón soviético. Speer pretendía representar una defensa sólida contra los embates del

comunismo. No obstante, ambos pabellones fueron galardonados con medallas de oro por sus diseños.

Otras obras destacadas que han sobrevivido son el Aeropuerto de Berlín-Tempelhof y Prora, una estación vacacional construida en la

isla de Rügen.

Entre los proyectos de Speer y Hitler se encuentra la Volkshalle, o Salón del Pueblo, un domo de 200 m de altura y 250 m de diámetro, 16 veces más grande que la Basílica de San Pedro. Hitler también planeaba construir un arco, similar al

Arco de Triunfo de París, pero de 100 m de altura, en cuyo interior estarían grabados los nombres de todos los muertos alemanes de la Primera Guerra Mundial. El prematuro comienzo de la guerra evitó que se construyeran estas gigantescas obras debido al racionamiento de materiales de construcción, por un lado, y por otro, el peso del monumento excedía las condiciones del terreno. Una probeta de cemento llegó a ser instalada en el lugar, y con el tiempo cedió el terreno.

El cine tuvo en Leni Riefenstahl su representante más destacada, gracias a dos obras:

El triunfo de la voluntad y Olympia. Esta última película es admirada por el uso de técnicas innovadoras para la época, si bien ella misma ha sido criticada por hacer propaganda para la ideología nazi.

Por su parte, la formación de las nuevas generaciones estaba tempranamente enmarcada dentro de proyectos nacionalistas, como las Juventudes Hitlerianas. En centros construidos especialmente, como el castillo Vogelsang en la actual Renania del Norte-Westfalia (RNW), se formaba a la élite nacionalsocialista. Tras la caída del régimen, el castillo con sus 330 ha circundantes fueron ocupadas, primero por el ejército británico y a partir de 1950, por el de Bélgica. Desde comienzos de 2006, el complejo forma parte del Parque nacional del Eifel.

 
   
 
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